jueves, 23 de octubre de 2008

La educación o la utopía necesaria

En 1993, promovido por la Conferencia general de la UNESCO, se creó una comisión formada por 15 eminencias en distintos campos, dirigida por Jacques Delors, Director General de la Comisión Europea hasta 1995, para la realización de un informe sobre la educación para el siglo XXI. En este informe, titulado La educación encierra un tesoro, se expresan los resultados encontrados tras estudiar los contextos de distintas sociedades y políticas educacionales por todo el planeta, con objeto de determinar las bases y pautas necesarias para la consecución de una educación que dirija la humanidad hacia unos ideales de paz, libertad y justicia social.

Uno de los objetivos primordiales planteados en el informe es la importancia de compatibilizar la socialización del individuo y su desarrollo personal. Hasta el momento, las políticas educacionales centralizan su labor en el desarrollo del individuo, dejando olvidado que el individuo en sociedad debe ser parte de un todo.

Se establecen cuatro pilares fundamentales de la educación:

  • Aprender a conocer, supone la combinación de una culturalización general amplia con la posibilidad de especialización en varias pequeñas áreas.
  • Aprender a hacer, implica, no sólo la cualificación profesional del individuo, sino la capacidad de comunicación y de trabajo en equipo.
  • Aprender a vivir, contempla la educación del individuo como ser social, aportándole una visión global de la sociedad de la que forma parte, con capacidad para resolver conflictos respetando los valores de pluralismo, compresión mutua y paz.
  • Aprender a ser, pilar en el que reside el apoyo que el individuo necesita para su realización personal, desarrollando su personalidad y capacidad de autonomía.

Realizar una reforma educativa efectiva en la que aplicar los valores aportados por la Comisión, supone un esfuerzo importante e indispensable para el desarrollo de una sociedad, fuerte y avanzada, que evolucione hacia los ideales mencionados.

En 1990 se estableció en España la reforma de la LOGSE, considerada como uno de los mayores errores en política educativa de este país, terminando con la reforma educativa de 1970. Se promueve la especialización del alumnado desde etapas más tempranas, lo que provoca en muchos casos sensación de inseguridad por no tener la madurez necesaria para determinar el futuro del propio alumno. Otro de los puntos más comprometidos de la reforma es la posibilidad de promoción automática dentro de la enseñanza obligatoria. Los alumnos que no superaban los cursos adecuadamente obtenían al finalizar un diploma de asistencia que les limitaba en gran forma su ulterior desarrollo profesional. Así mismo, la ampliación de la edad obligatoria de escolarización, provocaba la convivencia de alumnos completamente desanimados, por no poder realizar estudios profesionales técnicos hasta una edad más avanzada, con alumnos en busca de ciclos educativos superiores.

En 2002 se introduce la Ley Orgánica de Calidad de la Educación para intentar mejorar la tasa de fracaso escolar, que rondaba el 25%. El nuevo sistema educativo introduce mejoras importantes en las que se vislumbran objetivos extraídos del informe de la UNESCO publicado unos años antes. Así pues, en primer lugar se elimina el concepto de promoción automática introducido por la LOGSE, se vuelven a adoptar medidas de recuperación de asignaturas y repetición de cursos en caso de ser necesario; se adopta el concepto de evaluación continua, que pese a suponer un mayor esfuerzo para el profesorado, asegura una mayor capacidad de valoración de las capacidades del alumno.

Un avance importante de esta reforma estriba en la movilidad del alumno a través de las distintas especializaciones que se presentan a lo largo de los cursos. Esto permite rectificar errores de elección que, a una edad tan temprana, son corrientes. Se establece, así mismo, un seguimiento y proceso de orientación escolar entre el profesorado, padres y alumnos para evitar en lo posible los mencionados errores de elección.
Todos los alumnos, al finalizar sus estudios, reciben el mismo título de graduación, permitiendo acceder por igual tanto a la enseñanza académica superior como a los ciclos formativos profesionales.

Pese a las claras mejoras introducidas por la Ley de Calidad, siguen existiendo grandes vacíos en la política de educación; en concreto, sigue sin promoverse la enseñanza en el pilar fundamental, base del informe, la educación del individuo como ser social.

No es hasta 2006, al presentarse la Ley Orgánica de Educación (LOE), cuando se plantean soluciones para la socialización del alumno. Esta nueva reforma garantiza un conocimiento general amplio y común en todas las especializaciones. Obliga la implantación de una asignatura de religión en todos los centros, siendo libre la elección de ésta. Quedaría pendiente la diversificación religiosa obligatoria en todos los centros, dado el crecimiento de la población inmigrante en España en los últimos años. Ante éste último punto resulta necesario comentar que se insertan los profesores de religión al amparo de Estado, evitando de este modo que la iglesia pueda apartarles de sus puestos por motivos de moral católica, como es el caso de los divorcios.
La gran polémica de la LOE, y la mayor propuesta social en la educación es la implantación de la nueva asignatura 'Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos'.
La polémica sobre esta materia sigue de actualidad. Algunos sectores conservadores del país consideran que con la implantación de esta nueva asignatura se deja la educación moral de los alumnos en manos del Estado. Por otra parte, organizaciones como Amnistía Internacional apoyan la introducción de esta asignatura, que cumple con las recomendaciones del Consejo de Europa en 2002, con la inserción de una materia escolar para 'promover una sociedad libre, tolerante y justa y que contribuya, junto con las demás actividades de la Organización, a defender los valores y principios de libertad, el pluralismo, los derechos humanos y el imperio de la ley, que son los fundamentos de la democracia'.


A todo este principio, Jacques Delors, en su informe, lo denomina 'la educación o la utopía necesaria, una utopía esencial para salir del peligroso ciclo alimentado por el cinismo o la resignación'. Como sociedad con poder y potencial debemos orientarnos a la comunicación y el entendimiento, la cooperación y el respeto, sin olvidar ampliar nuestras miras para que los valores que forjemos en la actualidad construyan el sendero del desarrollo social y humano en su diversidad y su unidad.

2 comentarios:

mr. george dijo...

La educación en España es una basura. Cuando en toda Europa se han dado cuenta que la reforma que nuestra Logse propugnaba ha fracasado y vuelven a modelos de un lado más tradicionales (premiar el esfuerzo y el estudio, dotar de más herramientas al profesor, etc) y de otro ciertamente avanzadas (potenciar la enseñanza de procedimientos frente a la de los contenidos, enseñar a razonar, no a memorizar...); aquí seguimos en la era del buen rollo y viendo como los alumnos se nos escapan de entre las manos sin aprender absolutamente nada.

Y digo yo, ¿cómo le enseño a un alumno que sabe que va a pasar de curso aunque no haga ni el huevo? ¿Se le supone el interés? Ni de coña, más bien lo contrario. ¿O acaso somos los profesores prestidigitadores cuya única función es "motivar" al alumno, atraerlo con contenidos atractivos para que no se aburra?

Sí. Pero no sólo eso. Yo siempre digo que yo enseño poco. Los niños se ríen mucho, pero porque intento que se interesen en la asignatura. Pero, vamos, de ahí a enseñar de verdad, hay un mundo...

Anónimo dijo...

Habria que impulsar a los que tienen mas talento que la media y no tratarlos como basura por el hecho de ser mejores que los demas. Asi un pais no puede tener desarrollo. Se aplica la medicina progre a todos, todos igual de mediocres. En la universidad aquellos que destaquen deberian poder seguir cursos y becas que estuviesen por encima del resto.